Resulta pues que un grupo de los más valientes aventureros que jamás el Imperio conocerá, comenzaron sus humildes inicios desde la pobreza, siendo esta intrascendente al compararla con la grandeza que sus ansias de aventuras e ilusión iban a producir.

Resulta que dichos preliminares les llevaron ¡Oh gran providencia! A coincidir juntos en la protección de una importantísima caravana de mundial importancia cuyo destino era la ciudad de Villahonda.

-¡Ejém…!

-Vaaale Odeim… ya lo pongo tal cual ocurrió.- ¿Así cómo vamos a ser famosos si no le pongo un tono un poquitín rimbombante a la narración?

Resulta que dichos preliminares les llevaron ¡Oh gran providencia! a coincidir juntos en la protección de una importantísima caravana de mundial importancia cuyo destino era la ciudad de Villahonda.

Resulta que por el camino, cientos de bandidos fueron rechazados por los aventureros: Apaleados por las espadas de Hakunin y Servatoski, machacados por el hacha de Zoltan, apabullados por la cimitarra de Kiev – Sigh…- amilanados por las flechas de Brown “El ciego” y abrumados por la eficaz e imparable puntería de los famosos dardos de la heroína Taiga.

Resulta que… creo que esto de “resulta” ya está rebasando lo de sistema retórico literario y se está quedando un poco chapuzas…

A la llegada de los héroes a la ciudad, y tras recibir sus poco remunerados pero merecidísimos honorarios, encontráronse con que la ciudad estaba de fiesta durante tres días por una importante celebración: La fiesta de al abundancia. Fue así como decidieron tomar posada juntos, y contratando a un picaruelo de la zona para que les llevara de guía se dirigieron a contratar cobijo. Fue por el camino que se toparon con un sacerdote de la Orden Sagrada, que increpaba a la población bajo los argumentos de que las fiestas no eran más que maldad, lujuria y pecado. En este entretiempo se enteraron de que en la ciudad se ofrecían dos servicios religiosos mayoritarios: la dicha Orden Sagrada y la secta de los 66, y digo mayoritarios puesto que eran los que poseían un templo en la ciudad.

Pero la tragedia no tardó en presentase ante ellos, cuando unos matones enanos asesinos armados con grandes martillos lograron huir sin recibir escarmiento, ante la dubitación de los héroes sobre que acción emprender, tras haber apaleado hasta la muerte a un pobre guardia de la ciudad. Con las conciencias intranquilas, se fueron a dormir para ya buscar trabajos que ensalzaran sus proverbiales habilidades en los relatos de trovadores al día siguiente.

La mañana trajo noticias para el grupo, pues mientras Zoltan y Brown invertían el sufructo de su trabajo en el noble oficio de la sensualidad remunerada, Hakunin concertó una cita mediante un tal Dorango, hombre bajito de chepuda espalda, cita en la cual debían los espléndidos protagonistas reunirse con un grupo de gente que requería de sus servicios.

Aquella noche los héroes se reunieron, en una antigua casona inhabitada, con un círculo de hombres disfrazados con máscaras de aves, de quienes conjeturaron que podrían ser el Círculo de comercio, que ostentaba el poder de la ciudad. Se nos encomendó evitar la reunión y supuesto acuerdo entre el líder de una de las bandas de ladrones llamado Lucien y la secta de los 66. Lo cual provocaría que una banda de ladrones llegara a alzarse con el dominio sobre las demás, y esto traería el caos para los mercaderes de la zona, dado que hasta el momento las bandas al estar equiparadas se equilibraban entre sí lográndose que no fueran tan peligrosas

Es merecedor de mención el honorable acto de pasión y enamoramiento que llevó al valeroso Brown a salvar de la esclavitud a una maltratada joven presa de las garras de la secta de los 66, víctima de una enfermedad de difícil cura, llegando a invertir sus dineros en brebajes y tratamientos que salvaguardaran la salud de la muchacha hasta poder encontrar una cura para ella.

Yendo al meollo de la aventura que los héroes iban a emprender, les fueron entregados varios objetos que serían de ayuda para su empresa: una tiara de detección, dos piedras de trueno y una varita de bolas de fuego. Con todo ello se dirigieron en pos de la mansión de Fin del camino, en las montañas septentrionales, donde la reunión a impedir iba a tener lugar.

Fue por el camino cuando encontraron pistas de que los orcos rondaban la zona, y descubrieron el campamento masacrado al parecer por ellos, de lo que parecía ser un grupo de seguidores de la orden sagrada. Entre los restos de aquel lugar se hicieron con un ojo flotante que yacía en un saquito de líquido, y que según avanzaban, al parecer iba indicando en la misma dirección hacia la que se dirigían.

Tras un astuto plan urdido por la sagaz Taiga Teris Tarcastilla Torotei Terequinintis, futura amiga de dragones y terror de los gigantes –Sí, me parece bastante importante el que aparezca mi nombre completo para la continuidad de la redacción. ¡Y no pienso poner tu nombre completo que todavía no sales en la historia Arkush! ¡Eso sí que sería raro!

Como iba diciendo…

Gracias a los trucos y ardides de la heroína, lograron acercarse hasta la ventana del lugar donde estaba dándose la reunión, y fue en ese momento, cuando el bienintencionado Brown “El ciego”, sin llegar a escuchar ¡Oh! ¡Mala fortuna! los avisos de la sabia gnoma, hizo uso de la varita de bolas de fuego para atacar a los malvados del interior…

-¡Ejém!

-¿Qué?

-¡EJÉM!

-¿¿Qué??

-¡¡¡¡QUE TE ESTOY ESCUCHANDO TAIGA!!!!

-Aiss… bueeno, vaaaleee…

Por mala fortuna, alguien totalmente inocente, a quien ni los hados ni la historia podría culpar, arrojó, eso sí, con total eficacia, la bola de fuego. Con la intención de evitar la carga de un dificilísimo combate a sus amigos, fue sin duda algún malhechor quien desvirtuó su acción logrando con ella que se quebrara un espejo con el que los bandidos y sectarios estaban pactando. Aún así el malvado Lucien sucumbió bajo los golpes de las armas de Hakunin.

-¡Eh! no lo voy a poner más rimbombante Hakunin, ya has oído a Odeím, no hay que exagerar los hechos, hay que ponerlo tal cual fue. ¿Qué diría tu Dios de esa soberbia eh?

Fue en ese momento de la trifulca cuando aparecieron los “tontoz” de los “orcoz” para andar metiendo baza ¡Bastante tenían ya los campeones con los guardias que venían hacia ellos!

-¡Quiero ver como pones esto! Grrr…

-¿El qué Zoltan?Ah, sí... eso…Vale Zoltan… no me mires tan mal… lo describiré BIEN… tal como FUE ¿Vale?

El caso es que pese a las dificultades de Zoltan por mantener el equilibrio en una zona difícil del terreno, lograron acabar con todos ellos, en gran parte gracias a la valentía de la humilde Taiga, quien distrajo con sus manos desnudas a los recién llegados orcos hasta que el resto de compañeros llegaron para socorrer al enano.

Cuando quisieron emprender el camino de vuelta, descubrieron que el cielo se tornaba oscuro y que surgían de la nada una niebla rojiza y humedad sanguinolenta de las paredes y cercanías del edificio.

Fue así como la parte importante de esta mítica y gargantuesca historia comienza. La historia de una compañía de diversa índole, la historia de unos individuos que algún día… salvarán al mundo.

-Snif… Jo, que bonito me ha quedado el final.

No Servatosky, no me parece que le falte nada a la historia. No, ninguna acción heroica ni importante por parte de nadie… no, creo que no me dejo a nadie…